Todo comenzó como un reto divertido: ella se burlaba, convencida de que mi pene no podía crecer lo suficiente para impresionarla. Pero no contaba con la sorpresa que le esperaba. Al verme “en acción”, quedó boquiabierta cuando su teoría se desplomó y mi tamaño superó todas sus expectativas. Lo que inició como un juego terminó en una lección que jamás olvidará, una noche en la que sus palabras se transformaron en gemidos de pura sorpresa y placer.