El día del casting de Rachell fue un momento revelador, donde dejó ver con total confianza sus cualidades, cautivando con su presencia. Su habilidad para seducir a la cámara fue impresionante, dominando cada ángulo y movimiento con una elegancia natural y un magnetismo único. Cada mirada y cada gesto reflejaban su talento innato, logrando una conexión genuina con la audiencia. Fue una muestra de carisma y sensualidad que evidenció por qué es la actriz perfecta para proyectos exclusivos.