Siempre pensé que mi esposa y yo teníamos una conexión inquebrantable, hasta aquella noche en la que todo cambió. En medio de la pasión, cuando ella llegó al orgasmo, escuché lo inesperado: pronunció el nombre de su jefe. Mi mundo se detuvo mientras intentaba procesar la traición. El placer que compartíamos se convirtió en una mezcla de dolor y rabia, y su confesión involuntaria reveló un secreto que cambiaría nuestras vidas para siempre.