Le compré un regalo especial a mi mejor amiga, algo que sabía que le encantaría. Sin embargo, ella insistió en devolverme el favor de una forma inesperada. Con una mirada llena de deseo, me ofreció su cuerpo como agradecimiento, rompiendo cualquier barrera entre nosotros. Lo que comenzó como un gesto de amistad terminó convirtiéndose en una experiencia llena de pasión y conexión, dejando claro que nuestra relación nunca volvería a ser la misma.